Javier Franco TOPPER

1 de enero de 2015

Relatos de fotos aire-aire, quinta entrada: “¡Bail out, bail out, bail out!”


En abril de 2014 tuvimos dos semanas bastante agitadas, primero visitando FIDAE en Santiago de Chile, y luego viajando casi 7.000 kilómetros a Lakeland, Florida, para asistir al Sun’n Fun 2014. Este segundo show aéreo, el segundo más grande en los Estados Unidos, resultó ser una gran experiencia, con el agregado de un par de vuelos memorables, uno de ellos con fotos aire-aire incluidas.

Gracias al increíble apoyo de Gulf Coast Avionics, terminamos enterándonos que teníamos la oportunidad de estar en uno de los vuelos de relaciones públicas planificados por el equipo GEICO Skytypers. Este grupo, que se dedica a escribir con humo en el cielo, pero que además hace acrobacia aérea; está equipado con aviones North American SNJ-2 Texan, una versión ligeramente diferente del tradicional T-6, y de los cuales sobreviven 11 aviones actualmente.

El vuelo de relaciones públicas incluía un pequeño viaje sobre la Florida en una formación de cuatro aeronaves, con una entrada al aeropuerto regional Linder de Lakeland, activando el humo de exhibición y realizando un ascenso, seguido de una suave caída de ala.

A las 8:30 de la mañana estábamos en la plataforma donde se estacionaban los aviones y realizamos la coordinación. Después de tener todo listo fuimos a la línea de vuelo. Allí nos asignaron aeronave a mí compañero Javier y a mí. La mía fue el SNJ-2 de matrícula N60734 (c/n: 2032) construido en 1940 y llevando el número 2 del equipo. Mi piloto: el Capitán Jim Record, un hombre que voló en aviones militares y civiles: North American T-2 Buckeye, Grumman F-9 Cougar, North American T-28 Trojan, Beech T-34 Mentor, Grumman S-2 Tracker, Douglas A-4 Skyhawk, Boeing 757, Boeing 747-400, Douglas DC-9, Airbus A330, SPAD VII, Nieuport XXIV, Fokker D.VII, Sopwith Camel y hasta Caudron G3; ¡todo un piloto!

El SNJ-2, N60734
La charla de seguridad incluyó la operación del paracaídas en caso de emergencia. A la voz de “¡bail out, bail out, bail out!” debíamos desabrocharnos el cinturón de seguridad, abrir la carlinga, y saltar apuntando la vista para caer a la raíz del ala. La velocidad en vuelo haría que, en lugar de caer allí, termináramos por detrás y por debajo del avión; en ese momento teníamos que accionar el anillo del paracaídas y, si este no servía, teníamos el de reserva. Sin palabras.

Con todo listo y las cámaras preparadas (y la bandera de Colombia guardada en el bolsillo para cuando aterrizáramos), el Capitán Record me ayudó a instalarme en el asiento de atrás. Todo me quedaba grande: el casco, el paracaídas, el asiento; pero no importaba. Una vez acomodados probamos las comunicaciones y de ahí en adelante nos hablamos usando nuestros callsings: él me llamaría “Topper”, yo lo llamaría “Goose”.

A las 9:30 empezamos a rodar y despegamos rápidamente. Nunca cerré la carlinga y la fuerza del viento llevaba continuamente mi cabeza hacia adelante (siempre tuve en la mente la frase: “this is the only way to fly”). La cámara también resistió en más de una ocasión la fuerza del viento. Pero la excelente luz, el escenario perfecto y cuatro aviones de la Segunda Guerra Mundial volando en formación –yo a bordo de uno de ellos- hicieron un cuadro inolvidable.



Las fotos salieron perfectas y, a decir verdad, nunca escuché por el radio claramente a “Goose” una vez estuvimos en el aire. El ruido era mayor que el sonido que provenía de los auriculares del casco y pensé que si llegaba a gritar la voz de emergencia, mi único indicio de ello sería verlo a él saltando, cosa que afortunadamente no pasó.

20 minutos después nos aproximamos al aeropuerto desde arriba en un suave giro descendente. Una vez sobre la pista, el número 1 activó el humo y caí en cuenta que comenzaba la maniobra ascendente y que yo iba en el avión número 2. Así que apliqué la técnica de apretar el estómago para resistir las gravedades, sostuve fuerte la cámara, pero más que brusca, la maniobra fue totalmente agradable.

A las 10:00 de la mañana ya estábamos en tierra y, lo confieso: tuve que abrazar a todos los del equipo, agradeciéndoles la excelente experiencia.




Antes de salir. Foto de Pablo Ortega.

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