Vuelo Puerto Carreño - Bogotá - Puerto Carreño en Antonov An-32A

HK-4427

Una nueva entrada después de muchísimo tiempo inactivo, ojalá les parezca interesante.

El pasado 18 de febrero, por casualidades de la vida, se me presentó la oportunidad de realizar un viaje entre Bogotá y Puerto Carreño, saliendo y regresando el mismo día, a bordo de aviones Antonov An-32 de Aer Caribe, todo por cosas del trabajo.

Después de un llamado de urgencia que me dejó unos pocos minutos para alistarme y desplazarme al aeropuerto, llegué a las instalaciones de la compañía de vuelos chárter que, como muchos sabrán, tiene importantes contratos con el Estado colombiano para movilizar tropas de las Fuerzas Armadas, por lo que en esta ocasión trasladarían dos grupos de militares desde Bogotá a la capital del Vichada en dos aviones An-32 y otros dos grupos de regreso.

Las aeronaves dispuestas para tal fin fueron los An-32A HK-4052 “J. Pipe” (c/n: 1805) y HK-4427 “Marianita” (c/n: 1809), que partirían uno después del otro con pocos minutos de diferencia.

Nueva torre de control
de Puerto Carreño

Mi vuelo hacia Puerto Carreño fue en el HK-4052, luego de recibir unos Doritos y un jugo en caja para comer durante el viaje y de estar acomodados en las sillas, el personal de la compañía dio algunas instrucciones sobre el vuelo a los pasajeros, que en su gran mayoría parecían ser jóvenes recién ingresados al Ejército para cumplir su servicio militar obligatorio. Bien interesante fue el hecho de que la instrucción más precisa fue: “el avión tiene 50 cinturones de seguridad y 50 deben llegar a Puerto Carreño, no se dejen vencer por la tentación de llevarse uno”, además de las que tienen que ver con no pararse durante el vuelo y con que el avión no tiene baños.

Instrumentos del navegante en el
An-32A HK-4052. Los instrumentos
en el HK-4427 son iguales.

Estuvimos varios minutos en la plataforma de la compañía mientras se encendían los motores, de los que el número dos parecía tener algún inconveniente, por lo que el personal entraba y salía continuamente del avión con trapos y baldes mientras la hélice estaba ya en movimiento. Luego de que todo estuvo listo, rodamos hacia la pista 13L a las 14:14, despegando varios minutos después.

La carrera de despegue no fue larga, pero el ascenso sí se notaba lento a través de las pocas ventanas disponibles. El ruido de los motores invade la cabina, de manera que los tapa oídos son prácticamente obligatorios, cosa que pocos sabían, por lo que tuvieron que usar cualquier cosa que tuvieran a la mano, especialmente las servilletas del snack.

Crucero entre Bogotá y Puerto Carrreño

Para mi sorpresa, todo el vuelo fue bastante tranquilo y estable, con una altura de crucero de 23.000 pies. Cerca de una hora después de despegar, visité la cabina, en donde van los cinco miembros de la tripulación, quienes fueron muy amables con la solicitud de tomar algunas fotos y grabar video, especialmente durante la aproximación y aterrizaje a la pista 06 el aeropuerto Germán Olano de Puerto Carreño, cosa que hice de pie sosteniéndome fuertemente del techo; no quería ninguna sorpresa.

La pista y plataforma del aeropuerto fueron recientemente intervenidas, por lo que se encuentran en muy buen estado. El avión se detuvo en la mitad de la pista, luego de aproximadamente 900 metros de recorrido, e ingresó a la plataforma por la calle de rodaje A, deteniéndose frente al edificio principal, 1 hora y 57 minutos después de haber iniciado el rodaje en El Dorado.

HK-4025

Luego de descender, me dispuse a tomar fotos del avión, que se desplazó hasta la zona de repostaje de combustible. Además del HK-4052, se encontraba un Gavilán 358 matriculado HK-4217-G (c/n: 006), uno de los pocos que he visto en Colombia con matrícula civil y que, según entiendo, sufrió recientemente un incidente que lo dejó en tierra. El borde de ataque externo del plano derecho del avión tiene una abolladura producto de un fuerte golpe, lo que implica que muy seguramente este avión no volará en bastante tiempo.

Gavilán 358, HK-4217-G

Las instalaciones del aeropuerto son sencillas, pero pienso que acordes a las operaciones que allí se tienen, que son principalmente de la aerolínea Satena y compañías de carga chárter provenientes de Bogotá, como Aer Caribe, y de Villavicencio que operan con aviones Antonov An-26 y 32, así como Douglas DC-3 y otras aeronaves de menor tamaño.

HK-4427

Aproximadamente 30 minutos después de nuestro aterrizaje, el An-32 HK-4427 aterrizó por la pista 06, dejando tras de sí una inconfundible estela de humo. Este avión recorrió la misma distancia de pista del HK-4052, ingresando a la plataforma por la misma calle de rodaje y ubicándose frente a su “hermano”, proveyéndonos de un espectáculo bien interesante, con dos An-32 frente a frente en un remoto paraje fronterizo colombiano.

Plataforma en Puerto Carreño

Ambos aviones repostaron combustible. Mientras tanto me ubiqué en la nueva torre de control del aeropuerto, recientemente terminada de construir y aun sin equipar. Desde allí quedó registrado el carreteo y despegue del HK-4052 desde la pista 24 que, después de casi 40 minutos de haber llegado, salió en dirección a Bogotá.

Inmediatamente después me dirigí al HK-4427, que sería el avión que me llevaría de vuelta a El Dorado. Al ser el último en abordar, no encontré un puesto lo más cerca a la cabina que me permitiera solicitar a la tripulación el permiso de estar allí para grabar un video durante el despegue, de manera que, inmediatamente después de subir, me dirigí al frente para conversar con uno de los miembros de la tripulación y solicitarle el permiso, a lo que él muy amablemente respondió: “¿te quieres ir allí?” señalándome el puesto del navegante. Sin dudarlo me ubiqué y me dispuse a grabar desde la enorme burbuja lateral del avión, que sorprendentemente permite sacar casi la mitad del cuerpo fuera, ofreciendo una vista inigualable.

Vista desde la burbuja del navegante

A las 17:15 iniciamos el rodaje a la pista 24, de la que despegamos con rumbo a Bogotá en medio del atardecer. Nuevamente el vuelo transcurrió sin sobresaltos durante el ascenso y crucero, durante el cual se pudo apreciar la llegada de la noche. Sin duda alguna el viaje en el puesto del navegante, con la posibilidad de mirar en todas direcciones sin restricciones a través de la burbuja, es una experiencia única, sumado a la típica peculiaridad de las aeronaves de la antigua Unión Soviética.

Vuelo en el atardecer

Cerca de las 19:00 iniciamos el descenso hacia el VOR de Bogotá, en ruta a nuestra aproximación hacia la pista 13R. La oscuridad invadía la sección de pasajeros, mientras que el rojo de las luces de la cabina iluminaba tenuemente a la tripulación. De las seis personas allí y los pasajeros durmiendo en la parte de atrás, ninguno nos imaginamos el fuerte vacío que se presentó durante la aproximación, producto de las condiciones del clima. Infortunadamente pocos de los pasajeros habían abrochado sus cinturones, por lo que despertaron de una forma bastante abrupta, volando junto con la carga dentro del avión, mientras que yo tuve que recoger mis cosas como pude en medio del ambiente rojizo de la cabina y del movimiento durante la aproximación.

Aproximación nocturna a El Dorado

Seguramente por instinto de conservación, corrí a sentarme en la silla y a abrochar el cinturón de cinco puntos que estaba refundido debajo de la silla. Desistí de hacerlo luego de unos segundos de intentar encontrar todas las correas, por lo que continué grabando la aproximación y aterrizajes nocturnos a través de la burbuja.

Luego de tocar tierra sin inconvenientes en la 13R, nos desplazamos hacia las instalaciones de la compañía, pudiendo visualizar el resplandor en la noche del nuevo edificio del aeropuerto, así como el lindo espectáculo de los varios Boeing 727 de Líneas Aéreas Suramericanas alineados en su plataforma y el enorme conjunto de aviones e instalaciones de Avianca.

A las 19:15, luego de dos horas exactas de haber iniciado el rodaje en Puerto Carreño, nos detuvimos en la plataforma de Aer Caribe, finalizando así un viaje muy particular.

Sobra agradecer a la empresa y a los compañeros de la revista AeroERMO por la oportunidad.