Bienvenido a casa, ¿qué tal tu día?
Muy ajetreado, sólo quiero descansar. Lo que no me gusta es llegar acá y ver esta casa tan grande, sin nadie, me siento solo.
Pero al menos tienes casa, ¿no te parece eso algo muy bueno?
Pues, hasta dónde yo sé no hay nada que te impida hacerlo, cuando quieras puedes invitar amigos, familiares, siempre puedes compartirla.
Lo sé, pero a veces simplemente no siento ganas de hacerlo, prefiero la soledad a ratos.
¿Entonces cuál es tu queja de llegar a esta casa sola?
Pues que me gustaría llegar y encontrar a alguien o algo para sentirme con un poco de compañía, ese alguien o algo que viviera conmigo, no como un amigo o familiar invitado.
Pero si tienes mucha compañía, la cuestión es que a veces eres tú mismo quien decide no verla.
¿Y dónde está esa compañía?, si fuera cierto, no estaría sintiendo esta sensación.
Precisamente porque tú no quieres verla. Las personas y los objetos no siempre tienen que estar presentes para sentirlos; aún más, los objetos presentes pueden brindarte muchas cosas. Ésta casa llena de muebles, de platos en la cocina, de toallas en la ducha, con una cama en tu cuarto; tiene muchas cosas tuyas, que hacen parte de lo que eres, eso no puede ser soledad.
No lo puedo ver así, para mí un mueble es un ser inerte, no puede hacerme compañía.
Pero el mueble es la parte exterior de la esencia que puede tener. Tú no compraste ese mueble sólo porque sí, lo compraste porque te gustó, porque lo necesitabas o si te lo regalaron lo disfrutaste, alguien pensó en ti para hacerlo; esa es la esencia tuya en las cosas que tienes en tu casa, la esencia de tu pensamiento, del pensamiento de quienes te rodean.
¿No es un poco patético pensar así, no sería mejor simplemente contar con alguien en este momento?
Pero no es así, la realidad es que no hay nadie en este preciso instante y si decides ver tu casa totalmente vacía, aún teniendo todos los objetos que tienes, con sus recuerdos, buenas y malas experiencias, con su esencia y la de los demás; sí aún con todo eso decides que te sientes solo, entonces así vas a estar. Tú decides qué hacer con todo esto y sabes que tienes todas las opciones, ¿prefieres irte por el camino que te causa tristeza?
Realmente creo que no, en eso creo que tienes razón, ¿y si la casa no tuviera muebles ni nada adentro?
Entonces es posible que te ayude aún más a encontrar la compañía que siempre tienes y a veces no percibes. Esa compañía siempre está allí y a veces eres tú quien decide ignorarla y no retribuirla.
¿Quién es?
¿Has disfrutado de estar contigo mismo?
¿Te refieres a que la compañía que nunca veo soy yo mismo?
Exacto, el tiempo para ti mismo es muy valioso, pero a veces no lo tomas o no lo aprecias por querer estar con alguien o algo más. Si tuvieras una casa totalmente vacía, sin objetos ni personas, estarías sólo en presencia de ti mismo y deberías aprovechar esos momentos para conocerte un poco más, aprender de ti, sentirte bien con tus cosas positivas, arreglar aquellas que te aquejan, pero disfrutar de esa compañía.
Sigo pensando que es un poco patético.
¿Por qué?
Porque, ¿qué dirían mis amigos o familiares si les digo que la mejor compañía soy yo mismo?, creo que pensarían que estoy loco.
No tienes que decírselo, aunque estás en toda libertad de hacerlo si quieres, pero al fin y al cabo eres tú quien toma la decisión y se deja o no influenciar por lo que pase alrededor de ella. Recuerda que todo lo tienes en tus manos.
¿Sabes?, de hecho ahora no me siento tan solo como cuando llegué.
Bueno, tal vez estás meditando en el camino correcto.
Pueden pensar que es patético, pero tu compañía es bastante agradable, aún cuando no hay nadie en la casa.
Bueno, te puede parecer extraño, pero ¿sabes quién soy?
Realmente no, no lo había pensado.
Pues… yo soy tú.
¿Qué quieres decir, que he estado hablando conmigo mismo todo el tiempo?
Así es, ¿te das cuenta que no estás solo, te das cuenta que la casa no está sola?, No lo olvides, disfruta también tu soledad, ella es a veces la mejor compañía.
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